martes, 23 de noviembre de 2010

Las personas de baja talla merecen condiciones de accesibilidad justas



Problemas que van desde el rechazo y la burla social, hasta la incomodidad para subir un ascensor, hacer trámites en las ventanillas de los bancos, sacar dinero de cajeros electrónicos, hacer compras en un supermercado, subirse a un bus, llamar de un teléfono público, usar un baño y hasta subir andenes, son pan de cada día de las cerca de 17 mil personas de talla baja que hay en Colombia.

"No soy un personaje de circo, simplemente nací con la discapacidad de talla baja", dice Maritza, una mujer de 45 años de edad que mide apenas 1.25 metros y que actualmente está desempleada.

Ella se queja porque en el centro médico al que asiste no la tratan como una persona con discapacidad. Por ejemplo, para hacer algún trámite en la ventanilla debe pedirle el favor a alguien que la alce. "Eso es muy incómodo y me toca hacerlo casi que a diario", dice.

Otro caso es el de Julio Méndez.. Él comenta que su hijo es "discriminado" en el sector educativo, pues no se lo han querido recibir en un colegio privado por ser de baja talla.


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