sábado, 11 de diciembre de 2010

Tres estudiantes sordos de Colombia idearon lenguaje de señas para ingeniería de sistemas


Más de 700 gestos hacen parte de la iniciativa académica que presentaron como proyecto de grado tres universitarios en situación de discapacidad auditiva.

Con la destreza que la caracteriza los movimientos de sus manos y dedos, Margarita realizó dos gestos para mostrar la señal que identifica en lenguaje de señas a los ingenieros de sistemas. Pasó su dedo meñique izquierdo por su mano derecha y luego simuló que digitaba las teclas de un computador.

Más de 700 señales como esa, que describen con las manos palabras técnicas que se usan en el lenguaje de la informática, fueron creadas por tres aventajados estudiantes sordos, que en diciembre de este año se graduarán como ingenieros de sistemas.

Margarita Pulido Díaz, de 22 años; Marbel Sared Rangel, de 22, y Alberto Rafael Polo, de 27, ya lograron certificar 90 de las señas que inventaron, como trabajo de grado en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unad), seccional Bucaramanga, donde ya habían obtenido los títulos de tecnólogos de sistemas.

En compañía de sus mamás, que les sirven de intérpretes, los universitarios contaron que en sus primeras clases teóricas no entendían algunos de los términos que se usan en el área tecnológica, administrativa y de generación de procesos virtuales. Conceptos como bit, mega, software o red, e incluso el nombre de su carrera (ingeniería de sistemas) no figuraban en su lenguaje simbólico y, por eso, sin descuidar sus clases presenciales, se dedicaron con paciencia a crear las señales que los guiaran durante su carrera.

"Estos símbolos les pueden servir a otros estudiantes con las condiciones especiales de nuestros hijos, que no son unos limitados y, aunque tienen deficiencias para expresarse con su voz, no son mudos", dijo Gloria Zabala, mamá de Marbel.

Los papás de los tres estudiantes, que se conocían por la condición especial de sus hijos, consideran un logro que los jóvenes hubieran podido estudiar en la Unad. "Nos cerraron las puertas en varias universidades de la ciudad y los pocos centros especializados para la atención de personas como nuestros hijos los están acabando. Algunos creen que los sordos solo pueden hacer traperos y artesanías cuando son tan normales como cualquiera de nosotros", indicó Míriam Díaz, madre de Margarita.

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